Bienvenido a mi dominio

¡Hola a todos!

Hace poco comencé a escribir, todo empezó como un reto que me pusieron, y este es el resultado, quiero comentaros que no todo el mundo le puede gustar lo que escribo, eso no quiere decir que sea un vivo reflejo de lo que soy.

Esto no lo podría hacer sin la ayuda incondicional de Mary Ann corrigiendo mis fallos garrafales y sin May Packer editando el blog. Gracias Chicas.


sábado, 1 de febrero de 2014

EL HOSPITAL





El hospital (escrito por Julian y editado por Mary Ann)










14 de diciembre, 11:00 horas. Era un día gélido cuando entró por la puerta de urgencias un soldado, que venía herido. No se sabía de dónde, ni quien era. Sólo que era un boina verde perteneciente a la COE 32 de Alicante.

Pasó varias horas en el quirófano y en sala de recuperación. Cuando a las 23.30 de la noche lo subieron a la habitación 419, le esperaban en la habitación sus amigos Jose, Lola, Simón y Silvia. Esta última le hizo especial ilusión, pues acababa de empezar una relación con ella. Era joven, muy bella y tenía un pelo ondulado de color ocre. Cuando Alberto se despertó, no podía dar crédito a lo que veía: le faltaba la pierna izquierda. No se acordaba de nada de lo que había pasado, sólo que iba patrullando por una zona boscosa, cuando de repente oyó un estruendo fortísimo.

Silvia se acerco a él y le besó en los labios.

- ¿Como estas, mi amor? ¿Te duele?

Alberto que estaba sedado, "hasta las trancas" de Morfina le contestó:

- No me duele nada, Rojita. Estoy que, si estos julandrones no estuvieran aquí, te echaría un polvo ahora mismo.

Silvia se sonrojó y Jose dijo:

- Tu estas "de puta madre, cabrón". Te falta una pierna, pero la polla la tienes intacta.

Todos sonrieron y se alegraron de que Alberto no hubiera perdido el buen humor que siempre tenía. Esa noche, los tres se fueron, pero Silvia se quedó junto a él. No quería dejarlo solo la primera noche. Alberto pasó la noche tranquilo, recibiendo una dosis de morfina cada media hora.

Pasaron varias semanas entre operaciones y cirugía constructiva. Silvia iba y venía cuando su trabajo lo permitía.

Llegó el día de san Valentín y Silvia había preparado algo especial para Alberto. Estaba deseando salir de trabajar para ir a verlo y pasar la noche con él. Alberto estaba animado, ya no le ponían morfina y tenía bien asimilado todo lo ocurrido.

- Hola rojita – le dijo al verla entrar por la puerta. – Estás preciosa. No sabes las ganas que tenía de verte entrar por esa puerta.

Silvia se acercó a él, le dio un beso y le susurró en el oído:

- Y yo, mi amor. Hoy voy a darte una sorpresa por ser san Valentín

- ¡Es verdad! – Dijo él. Estoy tan perdido con el tiempo que no sé en qué día vivimos.

A lo que Silvia contestó:

- Para eso estoy yo, para recordarte estos momentos tan especiales.

Silvia era única: siempre tenía palabras de ánimos para él y sabía como alegrarle el día cuando más lo necesitaba.

- Bueno, ¿cómo esta mi pollita linda? – Preguntó ella.

- Pues Rojita, está deseando de que le digas algo. – sonrió él, sabiendo que esa noche iba a pasar algo.

- Pues a ver si pasan ya con el termómetro y la leche calentita y cerramos la puerta – digo ella con voz de "hoy no te escapas de mí".

- Cariño, no sabes la cantidad de leche calentita que tengo yo para ti.

- Será toda para mí, cielo – contestó ella, deseando poner la cuña en la puerta para que no entrara nadie.

De repente se oyó una voz caliente, sensual, que Alberto reconoció al momento.

- ¡Buenas noches, Alberto! ¡Buenas noches, Silvia!

Ahí estaba ella:Monica, una auxiliar rubia, con unos ojos azules que brillaban como el mar.

- ¿Cómo está la parejita esta noche, en este día tan especial? – preguntó ella.

- Caliente, caliente... – contestó Alberto, con voz de pícaro.

Silvia sonrió y guiñó el ojo a Monica, que captó el mensaje. Aquella estaba compinchado con ésta y sabía que esa noche no debía entrar nadie, a no ser que hubiera un incendio u otra emergencia. Silvia entró al lavabo, llenó una cubeta con agua caliente y jabón neutro y lo puso en la mesita auxiliar. Puso la cuña en la puerta y le dijo a Alberto, con voz cachonda:

- Vamos a lavar esa pollita y prepararla para que se ponga polla. Hoy es su día de suerte.

- ¡Yuhuuuuuuuuu! – gritó Alberto con voz ronca. Estaba deseando que eso ocurriera.

- Relájate ahora cariño… y déjame hacer... – dijo ella.

Echó la sabana hacia abajo, le bajó los shorts y ahí estaba: esa polla que llevaba dos meses sin tener acción. Silvia cogió el paño y lo mojó en la cubeta. Empezó a limpiar con suavidad el prepucio y fue bajando con mucho cuidado para no hacerle daño.

- ¿Te gusta la sensación de calor, cariño? – le preguntó.

- Me gusta, Rojita… Se me había olvidado cómo me hacía sentir esto. Silvia cogió una venda y le tapó los ojos.

- Relájate y disfruta de lo que viene ahora. Vamos a poner esta belleza como se merece.

Alberto se relajó.

- Toda tuya, mi amor… ¡Hazme tuyo! – gimió.

Ella empezó lentamente a frotar el tronco de su polla con las yemas de sus dedos…, arriba y abajo…, mientras pasaba la lengua por la punta…

Enseguida se percató de que algo fallaba, ya que normalmente, sólo de tocarle esa cosa tan hermosa, se ponía duro como el mármol. Pero no le dio importancia: lo achacaba a los nervios que Alberto podía estar pasando. Ella siguió masturbándolo, metiéndose el pene en la boca, pasándole la lengua alrededor y succionando para ponerle a tono.

- ¿Sientes algo cariño? – le preguntó Silvia.

- Siento que me estás tocando… y me gusta… La tengo que tener ya muy dura. – respondió Alberto muy caliente.

Silvia no entendía nada de lo que estaba pasando. Entonces le quitó la venda y cuando Alberto miro hacia abajo… ¿Se dio cuenta que estaba igual que al principio!

- ¡Joder! – gritó, muy cabreado. – ¿Qué coño esta pasando aquí? ¡Ya ni dura se me pone!

Silvia intentó calmarle como ella sabía:

- Tranquilo, mi amor… Es normal… Te llevaste un duro golpe, perdiste la sensibilidad y el cirujano te dijo que poco a poco volverías a sentir…

Ella se acercó, le empezó a besar suavemente con su lengua húmeda mientras le tocaba el pene y se lo masturbaba. Le cogió una mano y se la metió por debajo de la falda.

- Tócame el coño… Quiero que sientas mi humedad mientras te masturbo y te beso… – le susurró.

A Alberto eso siempre le ponía cachondo y le encantaba.

- ¡Joder, cielo…! ¡Cómo la tienes de húmeda…! Me gusta sentirte así… Echaba de menos esto. – le respondió muy caliente.

Silvia no dejaba de masturbarlo y notaba cómo se le estaba poniendo cada vez mas dura en su mano. Se subió despacito a la cama, se colocó a horcajadas, mirando hacia abajo, con su coño a la altura de la boca de él. Se recostó sobre Alberto y empezó a chuparle la polla suavemente. Poco a poco, se la metió entera en la boca, frotándole con sus labios todo el tronco y rodeándole la punta con su lengua.

- ¡Sííííí, cariñoooo! ¡Cómo me gusta… sigue chupándola… hasta el fondo…! – le pedía él mientras le separaba esas braguitas de Betty Boop. Comenzó a pasarle la lengua por el clítoris, que estaba duro e hinchado. Le volvía loco sentir esa humedad en su boca y el olor a miel de Azahar. Ella, al sentir su lengua en su húmedo coño, no pudo dejar de soltar un gemido.

- ¡Sigue cojito! ¡Cómetelo entero! ¡Diosssssss… estaba deseando esto también!

Alberto tenía la polla tan dura y grande que apenas le cabía entera en su boca. Dando de vez en cuando unas arcadas y llenándosela de saliva calentita.

- Cielooooo… si sigues así me voy a correr... – le dijo Alberto, que no podía aguantar más y sentía como su leche subía, buscando la salida – Me corro…, cariño…

- ¡Sí! ¡Dámelo todo! – Le reclamó ella – ¡Quiero que te corras en mi boca!

Silvia seguía chupando mientras él le llenaba la boca.

De repente, Alberto gritó:

- ¡Joder! – Gritó Alberto con gran sufrimiento. Era un dolor intenso…, como un ardor terrible…

Silvia se levantó, bajó despacito de la cama, se acercó a su cara y le enseñó su boca llena de leche. Se lo tragó delante de él, diciendo con voz melosa:

- ¡Todo mío, mi amor! ¿Qué tal te has sentido, cielo? Después de dos meses… – Le preguntó ella con una sonrisa.

- Me dolió al correrme, me quemaba… – le contestó él. – Pues tendremos que hacer esto más a menudo para que vuelva a acostumbrarse… – bromeó ella.

Silvia le dio un beso y le susurro en el oído:

- Feliz día de San Valentín, mi amor. Y que sepas que me debes una… – sonrió ella.

A continuación cogió el paño y le limpió el pene, que aún tenia unas gotitas de esperma, le puso los shorts y subió las sabanas.

- Bueno cariño, hora de irme, que mañana me espera una dura jornada en el trabajo. Vendré mañana después de las 8. Pórtate bien y deja de mirarle las tetas a la Monica, ¿eh? Jajajaja, que no puedes quitar la vista de ellas cuando entra por la puerta.

Le dio un beso y se fue. Alberto esta noche durmió como nunca antes en esos dos meses de hospitalización. A la mañana siguiente, después de haberse tomado el desayuno, Monica entró con el carrito para asearlo.

- Buenos días Alberto – le dijo ella con cara de picarona. – ¿Todo bien anoche? – le preguntó.

- Hola Monica. Sí, todo bien, como siempre. – Le contestó, sin querer desvelar lo que había pasado la noche anterior. Monica cerró la puerta.

- Vamos muchacho, hora del aseo…

(Continuará)

 

11 comentarios:

  1. Me he quedado asombrada de lo bien que se toma el prota su situación, se ve que es una persona fuerte o muy optimista. Y esa rojita un gran apoyó moral y bueno y algo más jeje y ya ni os cuento lo que promete esa enfermera, por cierto un pelín golfo este Alberto, me da que le va la variedad.
    Gracias por compartir esta historia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. JAjajajaj...un pillin solo...si no seria muy aburrido.

      Eliminar
    2. Ni pelín golfo, ni pillín! Un poco... bueno, me reservo el calificativo! jajajaja Besitos

      Eliminar
  2. Madre mia......... yo cuando vaya al hospital quiero que me traten asi de bien, jajajajaja, beso ;o)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajajaja Jossie! Tú lo que eres es un poco "perico" (como decía mi abuela) jajajaja

      Eliminar
    2. pericaa...tetaaaa...chichaaaa....lo que quieras jajajajajaaj

      Eliminar
  3. Este es el segundo que leo el primero fue la cena y son muy buenos no soy de leer literatura erotica , pero lo que me llama la atencion de los tuyos es el sentido del humor que le agregas es ese ambiente de picardia lo que los hace diferente . Me encantan.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro saber que te hayan gustado...espero que sigas leyendo los siguientes.

      Eliminar
  4. Voy a leerlos todos,de momento te ve suelto y con un toque de humor muy fresco....ya te iré diciendo,hot hot son....sigue así.

    ResponderEliminar
  5. Capullo......no te comentare!!! jajajajjaja...sera siemprela foto q mas adore de ti!

    ResponderEliminar