Bienvenido a mi dominio

¡Hola a todos!

Hace poco comencé a escribir, todo empezó como un reto que me pusieron, y este es el resultado, quiero comentaros que no todo el mundo le puede gustar lo que escribo, eso no quiere decir que sea un vivo reflejo de lo que soy.

Esto no lo podría hacer sin la ayuda incondicional de Mary Ann corrigiendo mis fallos garrafales y sin May Packer editando el blog. Gracias Chicas.


sábado, 8 de marzo de 2014

NOCHE EN AMBERES II

Noche en Amberes II


A la mañana siguiente, Jessica se despertó tarde, eran sobre las once. Se giró para mirar al hombre que le había hecho disfrutar tanto la noche anterior, y se llevó la sorpresa:

¡No estaba! En su lugar encontró una nota:

 “Jessica, fue increíble lo de anoche. Si lo que me dijiste va en serio, te dejo mi número y me llamas.”


No se lo podía creer, le había dejado una nota, algo que normalmente sucedía al revés.

Se levantó y se dio una ducha, mientras recordaba el momento cunnilingus de la noche anterior.

Yo, mientras tanto, me había ido a casa, pensando que quizás no me llamaría y que encima había perdido el vuelo.

“¡Esto te pasa por pensar con la punta de la… y no con la cabeza!” Me decía una y otra vez. Me tumbé en la cama y me quedé dormido.

Jessica tomó su desayuno tranquilamente en el lounge bar del hotel, leyendo el diario. Hizo unas llamadas telefónicas mientras no dejaba de pensar.

Ella lo único que quería era tenerme cerca, y disfrutar como me había prometido. 

Cogió el teléfono y me llamó:

—¿Sí, quién llama? —Pregunté con voz ronca.

—¡Hola Víctor, soy Jessica! ¿Te acuerdas de mí? La rubia con la que estuviste anoche. —me dijo con voz melosa.

—¡Heyyy… Jessica… estaba deseando que me llamaras, deseaba que lo hicieras! —Le contesté sonriente.

—No entiendo lo de la nota, Víctor. Te supliqué anoche que te quedaras conmigo durante tus vacaciones, hablamos de ello. ¿Por qué te fuiste?

—A ver Jessica, sólo quería asegurarme de que realmente deseabas que estuviera contigo.

—Pues ya ves, quiero y deseo ahora mismo ir a recogerte. Como tienes la maleta hecha para tus vacaciones, no tienes que hacerla. Dime dónde vives y voy a por ti.

Le pasé la dirección, y me puse a sacar algunas cosas de la maleta, que no me pondría. Metí algunos pantalones y camisetas de manga larga.

Pasó media hora, cuando Jessica llegó con su flamante Mercedes a la puerta del edificio.

Me hizo una llamada para avisarme de que estaba abajo esperándome y se cambió al lado del acompañante.

Bajé enseguida, metí la maleta en la parte de atrás, me senté en el coche y suspiré.

Me acerqué a ella, le di un beso con mucha pasión en sus labios y le susurré al oído:

—Nos lo pasaremos bien Jess. —Y le mordí suavemente el lóbulo,  provocando que se le erizara el vello y al sentir ese escalofrío recorrer su cuerpo, se giró y me besó en los labios, respondiendo:

—No lo dudo, estoy deseando empezar esta aventura.

—Bueno… ¿Hacia dónde me rapta mi preciosa conquista? —Le pregunté.

—Pues… Es una sorpresa, pero te adelanto que vamos a pasar unos días en Dinant.
Así que rumbo hacia allá.

El viaje sería de unas tres horas, así que tuvimos tiempo de hablar y conocernos algo más, ya que la noche anterior, no habíamos hablado casi nada.
Yo le pregunté a qué se dedicaba y ella me contó que era dueña de un velero de turismo. El marido se encargaba de llevarlo, y ella de la administración y marketing. Lo cierto es que no estábamos demasiado interesados en la vida del otro, los dos sabíamos que esta aventura tenía un principio y un final, y de nosotros dependía cómo terminara.

A medio camino paramos para tomar un café y estirar las piernas, momento que ella aprovechó para programar el GPS y poner el nombre del hotel que había reservado esa misma mañana.

En poco más de lo previsto llegamos a nuestro destino.

Le Merveilleuse, un antiguo convento a orillas del río Mosa, transformado en hotel, con un trato familiar, pero que mezclaba lo antiguo con lo moderno.

—¡Joder Jess, es un convento! ¡Estoy flipando con el interior… Es increíble! —Dije asombrado del lugar, sin querer pensar con quién habría estado ahí anteriormente.

—Me alegro de que te guste, la cena y el postre te van a encantar aún más. —Me respondió con su peculiar voz de pícara.

Estuvimos más de diez minutos esperando a que alguien nos atendiera, lo cual me estaba poniendo nervioso, sin embargo Jessica estaba muy tranquila.

Por fin llegó una mujer ya entrada en edad, y se acercó a Jessica con una sonrisa.

—¡Bonsoire Madmoiselle Fallow! ¡Qué alegría volver a verla por aquí! Hacía tiempo que no venía.

—¡Bonsoir Madamme Dujardin! Como siempre se le ve estupenda. Le presento a un amigo, el señor Víctor Suárez.

—Encantado, Señora.

—Hmmmm… ¡Qué muchacho más hermoso! Me alegra tenerle entre mis huéspedes. —Me contestó con una sonrisa.

Yo no entendía nada y tampoco quería saber, estaba claro que ellas se conocían.

—¿Tiene usted todo preparado, como le había pedido por teléfono? —Le preguntó Jessica.

—Sí claro. Su habitación está preparada Madmoiselle, no se tiene que preocupar por nada.

Le entregó la llave, dándole dos besos y susurrando al oído:

—Te has superado, Jessica. —Y se despidió.

—Vamos Víctor, vamos a dejar las cosas en la habitación y demos un paseo antes de cenar.

Subimos a la habitación, en la última planta. Si la de Amberes era alucinante, ésta lo era más. Tenía una cama enorme y el cuarto de baño estaba integrado en ella, con jacuzzi y preciosas vistas sobre el río Mosa. Dejamos las maletas y salimos a pasear por los alrededores, el lugar era precioso, con casas de color gris del siglo XVI, la catedral y la Citadelle, un antiguo fortificación.

Al rato volvimos al hotel. Decidimos darnos una ducha y prepararnos para la cena. Pusimos en marcha el jacuzzi para relajarnos un rato y me acerqué a ella, sugerente.
En cuanto coloqué mi mano en su coño, me la retiró sonriendo.

—No, Víctor. Dejaremos el sexo para después. Vamos a relajarnos, ponernos guapos y bajar a cenar. Te garantizo que te gustará.

Así que me aguanté mis ganas y decidí hacerle caso.

Sí… Realmente era un placer relajarse en el jacuzzi y disfrutar de esos minutos de tranquilidad. Creí que me quedaría dormido, pero al cabo de media hora Jess me avisó:

—Vamos a vestirnos, Víctor. Tenemos mesa reservada para las ocho y media.

—¿Y qué me pongo? Sólo me he traído ropa informal, no sabía que me ibas a traer a un sitio tan exclusivo.

—No te preocupes, lo tengo todo previsto.

—¿Cómo que lo tienes previsto? ¿Acaso te has traído un traje de tu marido?

—Jaajajaaja… ¡No guapo! Mi marido es mucho más alto que tú, pero… ¿Te acuerdas que te pregunte si te gustaban las sensaciones fuertes?

—¡Ay… Jess…! ¿En qué estarás pensando ahora? ¡Miedo me das!

Jessica fue hacia el armario y sacó dos perchas con unos cubres trajes y me dio una:

—Aquí tienes tu vestimenta para esta noche, te va a parecer algo raro, pero ya sabes que conmigo todo es sorpresa.

—¿Es lo que pienso que es, Jessica?

—Creo que sí, esta noche es una cena donde todos los huéspedes se disfrazan así: vosotros de cura y nosotras de monja.

—¡Joder…! ¿De verdad me estás hablando en serio? —Le pregunté asombrado.

—Sí muy en serio, y créeme, vas a vivir la mejor experiencia de tu vida. Ahora póntelo, quiero ver como te queda. ¡Ah…! Y sin nada debajo por favor. Es una norma.

No daba crédito a lo que estaba viendo ni escuchando, pero como estaba dispuesto a disfrutar al máximo todo esto, me dispuse a ponérmelo.

Ella se puso el suyo, jamás había visto una monja tan atractiva, y solo pensar que no llevaba nada debajo ya me estaba excitando.

—No quiero saber ni preguntaré nada. Me dejaré llevar por lo desconocido, me da mucho morbo verte así, y esto solo puede ir a mejor.

—Claro que sí, te prometí que ibas a pasar unas vacaciones que jamás ibas a olvidar, y así será. Tú sólo déjate llevar, abre tu mente y disfruta de lo que vamos a vivir ahora.

Esas palabras me tranquilizaron.

Jessica transmitía seguridad y eso me confortaba, pero antes de bajar, abrimos una botella de Champagne que ella había pedido que estuviera preparada a su llegada.

—Un brindis: por ti… por mí… y por habernos encontrado.

—Sí Víctor, y brindo también por otra cosa: brindo porque lo desconocido puede ser lo más morboso y excitante, y viéndote vestido de cura con tu sotana, lo hace aún más interesante. —Terminó riendo.

Nos tomamos la copa de un trago y nos dispusimos a bajar.

—¡Sígueme y a partir de ahora, mantendrás silencio absoluto! Sólo harás señal con un sí o un no. Hablaras cuando yo te lo permita. Te dejaras hacer sin poner resistencia. ¿Entendido?

—Sí Jessica. Me asustas con esto, pero estoy dispuesto a vivir la experiencia, aunque… ¿Y si no quiero seguir? ¿Puedo dejarlo e irme a la habitación?

—Si no quieres seguir o te ves incapaz, sólo tienes que decírmelo, y nos levantaremos, pero estoy segura que eso no pasará.

Bajamos hasta la primera planta, y en vez de ir al comedor principal, entramos por una puerta que nos llevaba a una sala privada, decorada como si fuera una Iglesia.

Las mesas estaban a los laterales y al fondo, una mesa principal.

Había colgado un lienzo grande con unas letras árabes escritas verticalmente. Me llamó la atención especialmente ya que, si íbamos vestidos de católicos, ¿por qué había letras árabes?

Los camareros y camareras iban vestidos de monaguillos; era curioso, y a la vez divertido.

Nos condujeron a nuestro sitio, no había mucha gente, unos veinte. Estaba claro que la cena era privada.

Yo, como me había sido mandado, no abría la boca, sólo me limitaba a observar lo que pasaba a mi alrededor.

De repente, un camarero tocó una campanilla y Jessica me hizo una señal para que me levantara.

Por una puerta pequeña, entró la dama que me había presentado Jessica al llegar.

Se dirigió hacia la mesa central, nos hizo una señal para que nos sentáramos y nos dio la bienvenida.

—Bienvenidos a esta cena tan especial. Algunos de vosotros sois conocidos y asiduos, otros son nuevos, atraídos por la curiosidad. Para ellos quiero decir unas palabras. Divertíos con la cena que os hemos preparado, esto es privado: lo que ocurre aquí, queda aquí. ¿Entendido?

Todos los que éramos nuevos, inclinamos la cabeza.

—Pues como dice nuestro lema aquí escrito “¡Disfruta de lo desconocido!”

Sonó la campanilla y empezaron a traer el primer plato.

Bogavante con salsa de mantequilla. Había algo más que me llamó la atención, no había servilletas, ni cubiertos, sólo un cuenco con agua para cada uno. 

No salía de mi asombro, era todo tan raro, pero a la vez muy excitante y desconocido para mí.

Jessica me apretó el muslo y me susurró al oído:

—Lo estás haciendo muy bien. Yo te guiaré y te cuidaré para que te sientas cómodo en esta cena. Disfruta de lo que va a comenzar ahora.

El bogavante estaba riquísimo en esa salsa templada, pero no podía evitar mancharme de salsa la boca y la comisura de los labios. Miré a Jessica preguntándole sin palabras “¿Cómo me limpio?”

Ella hizo una señal a una camarera que vino hacia mí, se puso a mi lado, me cogió la cara, y empezó a lamerme toda la salsa sobrante. ¡Diosssss! ¡Qué excitante era eso! Notaba cómo se me ponía dura. Luego cogió la copa, le dio un trago, mientras Jessica me ordena a inclinar la cabeza hacia atrás, y se acercó para pasarme ese líquido delicioso a mi boca, como si fuera una fuente.

Jessica entonces se dirigió hacia mí y con su sensual voz me pidió:

—Lo que te ha hecho ella, ahora me lo haces a mí: límpiame y dame de beber.

Me acerqué a ella y empecé a pasarle mi lengua por la comisura de sus labios, mientras ella metió su mano por debajo de mi sotana y empezó a masajear mis testículos. Luego di un sorbo a la copa y le pasé el brebaje tal y como me habían hecho a mí, solo que yo acabé besándola e invadiendo con mi lengua su boca.

—Bien Víctor, ¿te va gustando la cena? —Me preguntó con una mirada devoradora.

Asentí con mi cabeza.

Recogieron los platos y otros camareros entraron con unas mesas largas, colocándolas en el medio de la sala. La madame que presidía la cena, dio orden de que nos levantáramos y nos pusiéramos alrededor de ellas: hombres en una y mujeres en otra.
Levantaron los manteles descubriendo a una mujer y un hombre cubiertos de sushi.

El silencio era absoluto, todos sabían que hacer en cada momento. Yo me encontraba algo perdido, pero Jess me decía cuando y como podía hacer las cosas. Empezaron a comer, y fue una sorpresa lo que vi: no comían los sushis con palillos, sino con la boca, se acercaban al cuerpo y se lo comían.

Era morboso verlo, así que me animé. Jessica se acercaba a la zona íntima del hombre, dispuesta a probar un maki.
Verla disfrutar me excitaba, y sólo pensaba ya en subir a la habitación para follarla.

De repente, Jessica se acercó, me cogió de la mano, se fue hacia nuestra mesa, se subió a ella a cuatro patas, levantando su hábito y dejando su culo y su hendidura al descubierto.

Me pidió que le chupara, y yo obedecí como se me fue ordenado.

Empecé a lamerla, a chupar su humedad, no me importaba que me vieran, me excitaba más saber que nos estaban mirando. Otras parejas se dedicaban a besarse, comerse la boca, ¡Era una locura! Se acercó una camarera con una botella y empezó a echar ese líquido dorado por el medio de las nalgas, bajando directamente a mi boca. Jessica gemía de placer al sentir el frío bajar por su sexo.

Me mandó tumbarme boca arriba en la mesa, mientras ella lo hizo al mi lado, levantando la piernas en el aire y sujetando sus caderas con las manos para que la camarera le echara champán dentro de su coño. Apretó sus músculos vaginales para retener el líquido, se levantó y se puso a horcajadas a la altura de mi cara, ordenándome:

—Bébete mi líquido como no lo has hecho nunca —y empezó a dejar caer ese brebaje frío espumoso en mi boca.

Me estaba haciendo una lluvia dorada con champán. ¡Joderrr! ¡Qué morbo producía eso!

No suficiente con ello, como colofón, la camarera tomó un sorbo, y empezó a chupar mi polla colocándose debajo de la túnica.

Jessica, me observaba disfrutar del juego.

Se acercó y me susurró:

—¡Hora de pasarlo bien tú y yo solos! Ya puedes hablar.—He hizo una señal a la camarera para que se retirara.

—¡Joder, Jess! ¡Por fin!

—¿Qué? ¿Qué tal la experiencia? ¿Te ha gustado?

—Me ha encantado, pero ahora quiero follarte a solas. Esto ha sido demasiado, para ser la primera vez.

Nos fuimos hacia la habitación, dejando a los demás en su particular orgía. 

Cuando abrí la puerta de la habitación, no podía dar crédito a lo que veía, estaba todo decorado con velas pequeñas, pétalos de rosa por la alfombra…

—Jess, no me lo puedo creer. Me tienes sorprendido. No sé ni qué decir.

—Ya te dije que no te ibas a arrepentir si te quedabas conmigo.

—Ahora, ábrete esa botella que hay en la cubitera, mientras yo me voy al baño —Me besó mientras me tocaba el trasero.

Puse algo de música mientras tanto. Había todo tipo de CDs, y elegí una de música tántrica.

Cuando salió del baño, me quede atónito. ¡Qué mujer más hermosa!

Sólo llevaba unos tacones negros y unas medias a juego hasta los muslos, su pelo rubio suelto, los labios pintados de rojo pasión  y un piercing en el ombligo, se dio una vuelta preguntando con una sonrisa:

—Te gusto, padre Suárez?

—¿Que si me gustas, sor Fallow? ¡Me encantas, me vuelves loco! —Le contesté con mi túnica aún puesta.

Se acercó hacia mí como si estuviera haciendo una pasarela, y empezó a morder mi oreja mientras me quitaba la túnica, dejándola caer a mis pies.

Empezó a jugar suavemente con mi polla, consiguiendo que se pusiera dura enseguida. Tampoco era de extrañar, estaba muy excitado y con unas ganas de penetrarla, pero quería seguir su ritmo y juego.

Esta mujer sabía como volver loco a un hombre.

La levanté en peso, sujetándola por sus nalgas, rozando su intimidad con mi pene erecto, y empezamos a besarnos con la lengua suave, sintiendo cada respiración, mientas la llevaba a la cama.

La tumbé, bajé con mi lengua buscando sus pechos, encontrándome unos pezones erectos y duros, hermosos,… Los chupaba, apretándolos con las manos. Ella no dejaba de gemir, cogiéndome de los pelos y empujándome hacia abajo, para que buscara su rasurado monte de venus.

 ¡Jessica, cómo me gustas, me vuelves loco!

—Cómeme, chúpamelo, hazme correr con tu boca! Quiero darte lo que llevo todo la noche deseando…
Estaba tan excitada, que no tardó en correrse, dándome su jugo perfumado.

—¡Siiiiiiiii…Víctor… No pares, Diossssss…! ¡Cómo me gusta correrme en tu boca!

Jessica se retorcía de placer, apretando sus piernas, invitándome a que no parara.

Cuando se relajó un poco le di la vuelta, para poder penetrarla, y volví a fijarme en aquel tatuaje que llevaba. Me di cuenta que eran las mismas letras que había en aquel lienzo.

 Ya sé qué significa tu tatuaje —le susurré al oído.

—Pues… “Disfruta de lo desconocido”.

Antes de que pudiera seguir y follarla, me pidió que me tumbara en la cama.

—¿Has hecho alguna vez el amor con los ojos vendados? —Me preguntó.

—Una vez, y me gustó mucho.

—Pues vas a experimentar algo distinto. —Se acercó a la mesita de noche, y sacó varias cosas de ella.

—Vaya… Ahora entiendo la pregunta a la Madame, de que si lo tenía todo preparado.

—¿Preparado? —Me preguntó con una dulzura a la que no me podía resistir.

—Listo: soy todo tuyo. ¡Hazme enloquecer de placer!

Cogió un antifaz oscuro y me lo puso, quedándome completamente a su merced.

Confiaba plenamente en ella. Me ató las manos a la cama, dejándome los pies sueltos.

—¿Confías en mí? —Me volvió a preguntar.

—Sí Jessica, plenamente.

—Ahora relájate y disfruta. Me  respondió al oído. —Vas a experimentar lo que nunca antes habías sentido!

Y empezó con pasarme suavemente la lengua por la comisura de mis labios, casi sin tocarme, mientras me echó aceite por el pecho, y empezó a masajearme, sin dejar de invitarme a besarla. Lo deseaba, pero cada vez que me acercaba, ella se alejaba lo justo para no tentarla con mi boca.

Noté cómo se sentaba encima de mí, y se echaba aceite por su cuerpo, repartiéndolo por sus pechos y empezó a darme un masaje con ellos, arriba, abajo, en círculos…

¡Qué sensación más excitante! Mi polla estaba a punto de reventar y solo quería penetrarla, pero era su juego y ella decidiría cuando y cómo la follaría.

Poco a poco fue bajando por mi cuerpo, hasta frotar sus pechos con mi pene…

—¡Qué rico Jessica, me encanta!

—¡Jajajaja, lo sé, y a mí me encanta hacerlo!

Se dio la vuelta, poniéndome su coño a la altura de mi boca, invitándome a ella, pero cada vez que hacía intención de lamerla, bajaba y pasaba sus pechos por mi polla...!!! Dios que castigo !!!

No podía ver, no podía tocar, era una tortura china en toda regla.

Pero me gustaba saber que ella tenía las riendas del juego.

Ella sabía como llevar el erotismo a su máximo nivel, y cuándo decidir pasar al sexo.

—Jessica, por favor, no me tortures más. Quiero penetrarte, besarte, necesito correrme. —Le supliqué.

—Ssshhhtt… Yo decido cuándo —me respondió, succionando lentamente mi pene hasta tenerlo completamente en su boca.

Me ofreció su depilado coño, dejándome esta vez que lo lamiera: era un perfecto sesenta y nueve.

Cuando notó que me iba a correr, paró, se levantó, me empezó a besar, liberándome de aquella tortura y pidió:

—Ahora, fóllame: quiero sentirte dentro de mí.

Se empaló mi duro erecto, penetrándola lentamente.

Qué sensación más rica, el aceite, su saliva, y teniendo su coño tan húmedo succionándome.

—Joder Jessica, cómo lo tienes, y cómo entra. ¡No quiero parar!

—Ni yo, pero necesito correrme ya, y que tú te corras conmigo.

Empezó a elevar el ritmo, como si estuviera galopando un pura sangre andaluz, moviendo sus caderas hacia adelante y atrás buscando la máxima penetración, soltando unos gemidos de placer que me hacían enloquecer cada vez más.

—Jessica por favorrr… No quiero correrme. —Le dije aguantándome, sabiendo que era inminente con esos movimientos.

—¡Córrete conmigo ahora, Víctor! ¡Córreteee…!  —Y nos dejamos ir, mezclando mi semen con sus fluidos dentro de ella.

—¡Síííí… joderrrrr… qué rico!

Se dejó caer encima de mí, besándome con dulzura la boca. Nos quedamos así un ratito, disfrutando de nuestros cuerpos embadurnados en aceite, escuchando la canción de los “Últimos Mohicanos”.

Nos levantamos y nos metimos al jacuzzi, donde no tardamos en seguir con otra de las fantasías de Jessica, quedándonos dormidos después bien entrada en la madrugada.

A la mañana siguiente, o mejor dicho, al día siguiente......

Continuará…

25 comentarios:

  1. Un relato fantástico! Lleno de erotismo y morbo. A la espera del próximo. Felicidades!

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  2. Madre mia que calenturonnn jajaja

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  3. Uffffff muy bien hecho, cuanto desenfreno y que morbazo lo de la cena....todo tan bueno y tan rico...donde esta la pega?.....es demasiado perfecto para durar, esperando ardientemente siguientes acontecimientos. Mk

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  4. MK...donde esta la pega??? no entiendo...pero si..todo un mirbazo la cena,

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    1. Julian me refiero a que algo tan bueno como lo que le esta pasando a Victor no puede venir sin algo no tan bueno despues, no se si me explico, sera que soy un poco agorera y que le tengo una envidieja mu cochina,jajajajajaajja tu sigue escribiendo para nuestro deleite, gracias Mk

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  5. Bueno, de nuevo genial. Y las fotos, muy conseguidas. Pronto el 3º? ;)

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  6. Me ha encantado, eres un buen escritor, la verdad es que conforme vas leyendo te va enganchando, enhorabuena julian

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  7. Enhorabuena, eres un gran escritor, la verdad es que te engancha leer lo que escribes, me ha gustado mucho

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    1. Gracias Chus por doble partida...y escritor es mucho decir...dejémoslo en aficionado principiante jejejeje

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  8. ¿Que puedo decir? Que nos sorprendes cada vez más con cada relato y nos dejas deseando saber qué ocurrirá en el siguiente. Muy morboso, excitante y caliente.
    Me pregunto... ¿Qué parte es la parte real y cual la ficticia? Ya sólo con intentar averiguarlo me tienes enganchada.

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  9. Impresionante capitulo!! Vaya cura y monja jajajajaja... Que calentón más rico jajajjajaja... A ver que nos espera en el siguiente por que esa Jess es una caja de sorpresas!! ;)

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  10. jajajjaaj....Jess.....ya ouedes ir pensando jajjajaja

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  11. Me ha gustado tu relato. .....la imaginación no tiene limites y
    Tú tienes mucha .. ...........me gusta que hayas moderado un poco tu vocabulario. ........pero en conjunto está bastante bien felicidades

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  12. Hola julián. ....por fin he podido leerlo te ha quedado muy bien......me ha gustado veo que tu imaginación es infinita jajajajaja...........es un relato muy interesante felicidades

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  13. hola...Gracias...espero que te sigan gustando.

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  14. Me encantan las fotos

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    1. me encanta que te gusten las fotos...jajajajaj...algo es algo.

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  15. Sabes? Me has sorprendido..... Si señor me ha gustado mucho. Enhorabuena.

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  16. Gracias Duncan...yo mismo me sorprendo de lo que soy capaz de plasmar aquí...gracias por leerme.

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  17. Si cuando acabé de leer la primera deseaba la segunda parte,ahora quiero la tercera jajajaja.
    Muy original la cena. Y me ha encantado el final!!! Me gusta como escribes ;-)

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    1. Gracias Veronik....se hace lo que se puede...a ver que tal la tercera parte.

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